EL ESPECTADOR VENEZOLANO
Como hay gente que todavía niega la existencia del teatro de autor
venezolano, conviene recordar que un solo intelectual sacó adelante una
media docena de textos para exaltar al dramaturgo Cabrujas, durante el
primer semestre de 2012.
El investigador y crítico teatral Leonardo Azparren Giménez
(Barquisimeto, 1941) culminó su loable proyecto para rescatar la Obra
dramática y una selecta serie de escritos del autor teatral José Ignacio
Cabrujas Lofiego (Caracas, 1937/Porlamar 1995), en cinco libros. Y
además entregó otro ensayo, más personal y crítico, sobre sus piezas.
Casi todo el teatro y el pensamiento de Cabrujas quedó compilado en
esos cinco gruesos volúmenes, de no menos de 3 mil páginas, publicados
por la Colección Papiros de la Editorial Equinoccio, financiados por la
Universidad Simón Bolívar y Banesco, y los cuales fueron presentados
durante el pasado 17 Festival Internacional de Teatro de Caracas
(17FITC), del 29 de marzo al 8 de abril.
FALTAN INSURGENTES
Con respecto a los tres textos, rotulados genéricamente Obra
dramática, y los otros dos, José Ignacio Cabrujas habla y escribe,
Azparren Giménez subraya que los primeros tomos se conocieron durante el
2010 y fue ahora en este “bisagra” 2012 que salieron el tercer libro y
los dos finales, los cuales reúnen escritos, conversaciones y textos de
“uno los dramaturgos fundamentales del nuevo teatro venezolano, quien
falleció a los 58 años”, enfatiza.
El trabajo de compilación se inició en medio de una notoria
incertidumbre porque había que determinar cuántas obras había escrito y
cuáles de ellas estaban disponibles, más allá de las publicadas. Los
tres primeros libros reúnen solamente 24, porque la pieza 25, Los
insurgentes, estrenada durante las temporadas de los años 1962 y 1965,
por Manuel Poblete en Caracas y Carlos Denis en Barquisimeto, aún no se
ha conseguido su texto completo. Aunque aún se espera que alguien tenga
en su biblioteca o en sus archivos uno de los libretos de “esa pieza
perdida”.
Este trabajo de investigación, compilación y edición se hizo porque
se quería hacer conocer todo el teatro de Cabrujas, porque de él se
tiene la imagen de sus obras fundamentales, solamente. También se quería
hacer conocer al ser humano y al creador. En su dramaturgia el lector
encontrará a un escritor prolijo y diverso, aunque con ideas rectoras
constantes desde “su ópera prima” de 1957, pergeñada a los 20 años,
Baile detrás del espejo.
Azparren Giménez no estuvo solo en este trabajo. Reconoce que “al
conocerse las dimensiones y la seriedad del proyecto sobre Cabrujas,
muchas personas, con generosidad nos entregaron textos suyos
desconocidos o dados por desaparecidos, además de valiosas
informaciones. A todos envío nuestra gratitud en el nombre de José
Ignacio y en el mío propio”.
SER HUMANO
Con respecto a los dos libros que cierran este magno aporte cultural y
editorial, titulados José Ignacio Cabrujas habla y escribe, reúnen
entrevistas, conversaciones y textos diversos desde 1972. Ahí el
dramaturgo se refiere, fundamentalmente, a su situación en y ante el
país; habla de su vida, de sus obsesiones, de sus contradicciones y de
sus frustraciones. Estos tomos son indispensables para una relectura de
su obra dramática y para ubicarlo mejor en el contexto del teatro y de
la cultura de nuestro país. En síntesis, permiten conocer al ser humano y
al mundo que subyace en su obra de creación.
Los textos periodísticos, o columnas que publicó en El Nacional y El Diario de Caracas, ya fueron publicados por otras editoriales y no están en este trabajo. Son los testimonios de un opinador incansable cuya ausencia es sentida como una carencia que clama por no serlo, en momentos críticos o no, porque el vacío de su voz se traduce en un grave déficit de razones para comprender y tomar posición ante la vida y el país.
Los textos periodísticos, o columnas que publicó en El Nacional y El Diario de Caracas, ya fueron publicados por otras editoriales y no están en este trabajo. Son los testimonios de un opinador incansable cuya ausencia es sentida como una carencia que clama por no serlo, en momentos críticos o no, porque el vacío de su voz se traduce en un grave déficit de razones para comprender y tomar posición ante la vida y el país.
MAS JOSÉ IGNACIO
A medida que Azparren Giménez culminaba su trabajo con los cinco
libros sobre Cabrujas, él adelantaba el suyo, “el mío, el propio”, que
tituló José Ignacio Cabrujas y su teatro, de 284 páginas, fue editado
por la Colección Intramuros de Bid &Co. Editor, auspiciado
parcialmente por Cultura Chacao. En este texto, presentado también
durante el 17 FITC hay una investigación exhaustiva de la obra
dramática, donde el estudio cronológico de las 24 obras está acompañado
de su comprensión desde una perspectiva discursiva y son valoradas las
influencias humanas e ideológicas que contribuyeron a la vida y en la
formación intelectual del autor.
En especial, Azparren Giménez le otorga importancia a las
dimensiones privadas y públicas de los personajes cabrujianos, en tanto
que constituyen campos de confrontación en los que este creador da vida
a los grandes conflictos que lo obsesionaron, como la condición
histórica de la vida humana, la ineficacia existencial de la cultura y
la catarsis religiosa y política; esta investigación revela zonas poco o
nada conocidas del universos creador de unos de los importantes
dramaturgos venezolanos y latinoamericanos, quien dio forma escénica a
un rico universo de valores y creencias nacionales con un lenguaje
innovador y universal.
CRÍTICO CON 20
Leonardo Azparren Giménez tiene, además de los seis volúmenes sobre
Cabrujas, otros 14 libros, de los cuales 11 son sobre teatro
venezolano y tres sobre teatro griego. Es un investigador a tiempo
completo de la huellas teatrales venezolanas y latinoamericanas y todo
un apasionado del teatro griego, pero se considera, fundamentalmente, un
crítico, “porque eso es lo que he hecho la mayor parte de mi vida y mi
trabajo como investigador es una consecuencia de mi actividad
universitaria y en particular por una coyuntura que se dio en 1988, la
cual me permitió dedicarme más a la investigación. Lo primero que hice
fue un trabajo sobre el teatro de la Colonia, para el cual se
recopilaron todos los documentos de ese lapso histórico, el cual fue
publicado por Monte Ávila en el año 1996”. De ahí en adelante se dedicó
de lleno al teatro griego en su cátedra en la UCV, de donde se jubiló,
pero ahora sigue al frente de los postgrados de la Escuela de Arte.

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